La poesía no me iba, no era para mi, no me gustaba, no la entendía, hasta que un día mi Cómplice sentenció "la poesía no es para entender, es para sentir". ¿What´s? Nadie me avisó que la poesía se podía sentir.
Me enseñaron que los poemas tenían que rimar, se aprendían de memoria y se declamaban moviendo los brazos como si fueran alas. No creo que fuera mala intención de la maestra, ella tampoco debía saber que la poesía se podía sentir, la inspectora le exigía que todos los niños de la clase recitáramos a coro:
Muchachuelo de brazos cetrinos
Que vas con tu cesta,
Rebosando naranjas pulidas
De un caliente color ambarino
...
(Vendedor de naranjas, Juana de Ibarbourou)
Pobres niños, pobre maestra, pobre inspectora, pobre poema, pobre Juana.
Hace un tiempo me encontré con Tomar La Palabra: La Poesía En La Escuela, de Mercedes Calvo, en este libro sostiene que la poesía esta en la mirada y no es lo mismo poesía que poema. Agrega que la poesía tiene que habitar la escuela, de una manera que los niños se apropien de ella y de las palabras, y las usen libremente. Nada mas opuesto de los que nos paso a la pobre Juana y a mi.Si quieren leer un poco más de lo que dice Calvo sobre la poesía y los niños pueden leer Poesía con niños: guía para propiciar el encuentro de los niños con la poesía disponible para descargar en forma gratuita y legal. Este libro me gusta mucho ya que sitúa la poesía en el entorno de la familia, aun antes de la escuela.
Rescata la importancia del lenguaje oral, incluso antes del nacimiento, sitúa el ritmo y la poesía como el primer acercamiento al lenguaje que recibimos al nacer.
Desde el tum tum tum del latido del corazón de la madre hasta las nanas que se cantan colaboran a que el niño construya su espacio simbólico y desarrolle su lenguaje. O sea que cuando mi mamá cantaba "Cucu, cucu, cantaba la rana ..." ya me estaba acercando la poesía, sin que yo supiera que eso era poesía.
Si quieren seguir explorando en estos acercamientos de la tradición oral en la primera infancia les recomiendo la investigación de Ana Pelegrín, Cada cual atienda su juego.
Analiza el vinculo del juego, la tradición oral, la palabra y el lenguaje con en el desarrollo y el aprendizaje del niño, y la presencia de la oralidad en la literatura contemporánea.