viernes, 7 de mayo de 2021

Textoteca

Inspirado en la Textoteca de Laura Devetach 

Mi textoteca


En un reino lejano la Reina Madre bailó hasta más allá de las 12 campanadas, al otro día el Rey Abuelo la llevó en su Vespa al hospital de Belén que mañana hay fiesta y pasado también, en Belén, en Belén, de la Virgen María, en Belén, ha nacido un clavel, sal de ahí chivita chivita, sal de ahí de ese lugar la princesa salió, un mes antes de lo previsto, el Rey Abuelo la miro justo cuando la princesa abría los ojos, en todo el reino se escuchó el grito de "me reconoce, me reconoce", de tal palo tal astilla.

En la casa de los vecinos se oía "duerme negrita, que tu mamá está en el campo, negrita". La niña no era negrita, pero comparada a la princesa primogénita, Ricitos de Oro. 

Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados.

El abuelo le hablaba raro, tu, anda, ve, dile, es que él venía de donde nacía el sol de la patria. En el norte conoció a la hija de un sirio-libanes, que se había bajado del barco y conquistado el Uruguay al grito de "turco vende barato"

Esta niña linda, que nació de día, quiere que la lleven a ver a su tía. Yo tengo un tío, tío Mario, veterinario y la tía Mónica que cuando va de compras le hacemos Trulala.

Pero la Reina Abuela decía si no duermen la siesta viene la bruja Angela y se las lleva, mueve la cabeza llamando a su mamita, Y su mamá le dice "pórtate bien Trompita, Si no te voy a hacer chachas en la colita, sino se queda quieta, quieta, quieta como una galleta, en el reino habrá una pataleta. 

Esto es un kilombo

Estaba la pájara pinta sentada en un verde limón, con el pico picaba la rama, con la rama picaba la flor. Una vieja mato un gato, to to, con la punta del zapato to to, pobre gato, to, to, pobre suela la la del zapato to to. Ángel de la guarda dulce compañía, no me desampares de noche ni de día. Santa María ven con nosotros a caminar. Juguemos en el bosque mientas el lobo no está. Que llueva, que llueva la bruja está en la cueva, los pajaritos cantan, la vieja se levanta, que boca tan grandes que tienes, es para comerte mejor. Soplaré, soplaré y tu casa derribare. Pasaron soles, tormentas y huracanes y no podía navegar.

Migraron padres y niñas en el trencito del oeste va corriendo por el riel, escribiendo con el humo en un cielo por papel, pero no me importa porque llevo torta, tortita de manteca para mamá que da teta, tortita de cebada para papá que no da nada, bajaron en un reino muy muy lejano. En la estación había un señor que llevaba las valijas y le pregunto a la Reina Madre, ¿a ud. le gusta la muñata?

Y como la vida de campo es muy dura, el señor de la muñata se quedo a ayudar en la casa con real y medio compre una vaca, yo tenía diez perritos, perro que ladra no muerde, la cucaracha ya no puede caminar, cada oveja con su pareja, no le pidas peras al olmo, la mona Jacinta se ha puesto una cinta, cinco lobitos tiene la loba, la gallina turuleca puso un huevo, este lo encontró, esté lo cocino, esté lo peló, este le puso sal y este gordito picaron se lo comió, había otro príncipe en camino y la princesa iba a la pulpería al paso al paso, al trote al trote, al galope, al galope con el señor de las muñatas.

El cabo García, corredor y vareador, no el Sargento García del Zorro, el cabo no había llegado a Sargento, lo habían corrido enseguida de la milicia, la farolera tropezó y en la calle se cayó, al pasar por un cuartel se enamoró de un coronel. Al Cabo le quedo solo el apodo y su amor por el vino. Piden vino si les dan, se marean y se van. 

Dime con quién andas y te diré quien eres. La princesa se pasaba muchas horas en la pulpería escuchando historias de lobizones, "patas de bolsa", aparecidas y desaparecidos.

¿Qué busca la gallinita ciega?

Regresaba a su casa cuando la luna lunera cascabelera, al agua pato, pato, sin los zapatos, patos, al agua pato, pato, y al agua pez, todos los patitos se iban a bañar, le contaban cuentos de hadas.

Verás que pronto llegará el día. Que tú querrás salir a buscar aquel país de las maravillas. Que al irte para la cama Te contaba tu mamá.

- Un día la mamá de Cenicienta murió...

- No, no, no murió...

- Bueno un día la mamá de Cenicienta se fue a vivir a otro reino...

Mala hierba nunca muere pero ahí viene su paje, ¿qué nuevas traerá? Las noticias que traigo dan ganas de llorar. La Reina Abuela, en el reino lejano se había quedado y llamaba en sueños a la princesa, después de esto cerró los ojos y murió.

Cuando el reloj marca la una, los esqueletos salen de la tumba. Chumba la cachumbambá.

Señora Santana por qué llora el niño, esta niña esta salada, la muerte la esta tentando, hay que vencerla, dijo una vecina.

- No nome do pai, do filho e do espíritu Santo, eu corto cabeza e rabo con agua da fonte, remo do monte. Sana, sana colita de rana

Dile que Natacha, sí quiere dormir; que mi niña es buena como un serafín.

Na na na na na 

- No así no, canta de verdad 

Cucu cucu, cantaba la rana, Arroz con leche me quiero casar, con una señorita del barrio oriental.

Yo tengo una muñeca vestida de azul.

Y al otro día el vecino decía

- Vecina, como canta ud. a la noche

Pueblo divino, gorrudo, sabalero, ¡brindo contigo, préstame el corazón! Quiero el secreto del hombre de tu río, del hombre chimenea, del canilla cantor.

Con el tiempo se fueron a vivir al reino del revés, en donde la gente falaba in otra lingua... a la rueda rueda de pan y canela, vino la maestra me dio un coscorrón y en ese lugar de Humahuaca la única sabia fue la vaca.

Hasta en sus propias caras

les hicimos morisquetas

e inventamos nuevos juegos,

con canciones ya muy viejas.

Al botón de la botonera,

chim-pum, fuera...

Al botón de la botonera, chim-pum.

Al botón, chim-pum, fuera.

¡Cuidado! Este libro… ¡muerde!

Había una vez un libro, y otro libro, y otro libro más, y muchísimos más libros que fueron

considerados peligrosos desde el origen de los tiempos. Aún hoy hay libros que se siguen viendo

como peligrosos e incómodos, una piedra en el zapato. En la literatura infantil y juvenil (LIJ)

podemos encontrar gran cantidad de estos libros “inconvenientes”. Esa “inconveniencia” viene de la

incomodidad que sentimos los adultos al hablar de determinados temas.


La LIJ es la Cenicienta de la literatura y siempre le estamos exigiendo que sea didáctica, que

transmita valores, que entretenga al niño, que le enseñe la importancia de lavarse los dientes, que

tenga ilustraciones en colores pastel, que tenga un final feliz. Pero olvidamos un detalle fundamental,

exigirle que sea LITERATURA, que sea una obra de calidad artística. Los niños tienen derecho a

acceder a este tipo de material, y saben diferenciar lo que es arte de lo que no lo es. Al seleccionar,

no los podemos subestimar, debemos ofrecerles variedad y calidad para que puedan decidir qué

quieren leer.


Los adultos (padres, docentes, bibliotecarios) somos los responsables de acercar los libros a los

niños, pero hacemos la selección con nuestro marco ideológico, con el concepto de infancia que

manejamos y las expectativas que ponemos en los libros para niños.


Cuando elegimos, dejamos afuera aquellos libros que nos resultan incómodos, que hacen preguntas

para las que no tenemos respuestas, que nos interpelan, que nos inquietan, que nos mueven el piso.

Desde una perspectiva de infancia inocente tratamos de evitarles (o evitarnos a nosotros, los

mediadores) temas como la muerte, la violencia, la sexualidad, la guerra, la enfermedad, los

conflictos familiares, las drogas, la desnudez, las “malas palabras” o lo escatológico.


Con esta actitud olvidamos que todos los lectores, incluso los niños, hacemos lecturas diferentes de

cada obra, percibimos sólo lo que estamos preparados para entender, lo que de alguna manera en

lecturas anteriores fue formando parte de nuestro camino lector. Es importante recordar que en la

literatura no todo está dicho, hay huecos que tenemos que completar, simbolismos que nos ayudan a

comprender la vida. Si hay algo que el niño no entendió, lo puede preguntar y ¿qué mejor que un

mediador preparado para dar respuestas? ¿qué mejor que compartir la lectura entre niño y adulto?


Estos temas no son ajenos al día a día de los niños. Nos negamos a compartir libros como Rosa

Blanca de Roberto Innocenti, Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith Kerr o el General extranjero

de hojalata y la vieja dama de hierro de Raymond Briggs ya que hablan de la guerra, pero en la tele,

las redes sociales y los grupos de WhatsApp circulan los videos de los ataques a Siria.

General extranjero de hojalata y la vieja dama de hierro de Raymond Briggs

Vetamos El topito Birolo y todo lo que pudo caerle en la cabeza de Wolf Erlbruch, a Rey y Rey de

Linda de Haan y Stern Nijland, Tres con tango de Justin Richardson y Peter Parnell, El vestido de

mamá de Dani Umpi o La cocina de noche de Maurice Sendack, pero cenamos mirando el último

reality de danza con bailarinas desnudas.

La cocina de noche de Maurice Sendack

Queremos protegerlos de la muerte censurando El pato y la muerte de Wolf Erlbruch, La abuelita de

arriba y la abuelita de abajo de Tomi De Paola, Sapo y la canción del Mirlo de Max Velthuijs, pero en

los informativos nos muestran la sangre de los accidentes o el cuerpo de la víctima del día.

El pato y la muerte de Wolf Erlbruch

No debemos temer al contenido de los libros, si son de calidad artística no subestiman al niño ni

pierden el valor literario. Pero hay que ser valiente y estar preparados para discernir qué es lo que

tenemos entre manos, un panfleto que intenta transmitirnos “valores” o una obra literaria.

Si se animan a abrir y compartir algunos de estos libros “inconvenientes”, verán que en la LIJ de

calidad se puede disfrutar sin peligro de ser mordidos por un terrible libro.


(Texto de 2018, hoy debería actualizarlo)